Durante el primer trimestre de este curso 2016-17, en clase de Lengua, hemos estado trabajando la redacción de definiciones. Definir correctamente un concepto, por trivial que sea, requiere de una variada serie de habilidades que hay que desarrollar. ¿Ha intentado alguna vez definir, por ejemplo, una silla? ¿Qué lo diferencia de una butaca, o de un sillón, un taburete...? No es tan fácil como parece encerrar en una definición, de forma ordenada y clara, todas las características de un concepto. Y si una silla puede presentarnos dificultades: ¿qué pasa cuando intentamos definir la amistad, la naturaleza, la educación...? Tenemos mucho que pensar, y es que desarrollar el lenguaje es desarrollar el pensamiento.
En estas tareas estuvimos entretenidos durante unas semanas: aclarar la estructura de una definición, relacionar las palabras con su familia semántica, ayudarnos de estas relaciones para comparar conceptos parecidos... En definitiva: estuvimos, sobre todo, pensando.
El fruto de este trabajo fue un montón de definiciones, tanto de términos del lenguaje común como de términos técnicos, que fueron elaborando los alumnos y que se transformaron en un juego de mesa: un juego de definiciones al que pretendíamos hacer jugar al resto de compañeros del instituto.
Así pues, en la semana de actividades previa a las vacaciones de Navidad, organizada por la Vicedirección de nuestro centro, participamos organizando un concurso. En él participó alumnado voluntario de 1º ESO (jugaron con términos comunes) y 3º ESO
(términos técnicos). Los organizadores fueron, ni que decir tiene, los autores del juego: l@s alumn@s de 2º ESO C y D.
En estas tareas estuvimos entretenidos durante unas semanas: aclarar la estructura de una definición, relacionar las palabras con su familia semántica, ayudarnos de estas relaciones para comparar conceptos parecidos... En definitiva: estuvimos, sobre todo, pensando.
El fruto de este trabajo fue un montón de definiciones, tanto de términos del lenguaje común como de términos técnicos, que fueron elaborando los alumnos y que se transformaron en un juego de mesa: un juego de definiciones al que pretendíamos hacer jugar al resto de compañeros del instituto.
Así pues, en la semana de actividades previa a las vacaciones de Navidad, organizada por la Vicedirección de nuestro centro, participamos organizando un concurso. En él participó alumnado voluntario de 1º ESO (jugaron con términos comunes) y 3º ESO
(términos técnicos). Los organizadores fueron, ni que decir tiene, los autores del juego: l@s alumn@s de 2º ESO C y D.
Para conseguir llevar a buen término el concurso hubo, desde luego, que redactar un montón de definiciones. Pero también hubo que convertir infinidad de pequeños textos en un único juego de mesa, colaborando a través de medios tecnológicos. También hubo que pensar en la organización: los recursos que usar, las diferentes tareas que realizar y su distribución... El hecho de que pudiéramos movilizar de forma ordenada a más de 100 compañeros de nuestro centro, implicó varias horas de trabajo que tuvieron su recompensa en una jornada muy bonita, en la que todo el mundo sabía lo que tenía que hacer, estaba donde debía estar y aportó su granito de arena a un engranaje que nos incluía a todos. Enhorabuena: fue un gran trabajo en equipo.